Garance Doré en su newsletter decía un día que cuando era joven leía a Herman Hesse mientras que fingía ser intelectual, profunda y complicada, y claro, me dio la risa.
Puedes leer directamente, o pinchar en play y dejar que te lo lea yo, tu eliges:
Garance seguramente leería a Hesse desde París o Córcega y yo desde Compostela, pero ambas somos de la misma generación, y aunque por aquel entonces no había redes sociales, los jóvenes siempre han sabido compartir tendencias y supongo que Garance consiguió que la de hacerse pasar por intelectual me calase de pleno.
Hoy quiero hablarte de libros.
La mayoría de la gente que no lee dice que es porque no tiene tiempo, pero la realidad es que no leen porque no les gusta, y no pasa nada.
Que no te guste leer no está bien visto y decir que no lees es una especie de tabú.
El otro día me llevé a un partido de futbol de mi hija un libro y una madre que a estas alturas de horas futboleras ya es una amiga, me dijo que lo había intentado mil veces pero que nunca había dado con un libro que le gustase de verdad.
¡Toma ya, menuda valiente! Y qué derroche de honestidad, ¡como a mi me gusta!
Pero qué pena.
La creo de verdad, pero estoy segura de que el problema no es que no haya dado con el libro adecuado, simplemente me parece que no le gusta leer y no encuentra en los libros lo mismo que encuentro yo, y sí, es una pena pero ¿y qué?
A mí no me gusta el vino. El vino es cultura, es planes con amigos y es en general, algo que se acepta como bueno. Sin embargo yo, me pierdo el placer de disfrutarlo. Cuando salimos y piden vino, lo pruebo, nunca se sabe, quizá algún día dé con el adecuado, pero hasta la fecha no se ha dado el caso y yo me lo pierdo. ¿Pasa algo? Pues no, pero es una pena.
A quienes nos gusta leer, disfrutamos tanto cuando damos con uno de esos libros que no nos importa leer otros más o menos buenos por el medio hasta dar con una de esas joyas que nos permiten asomarnos a vidas ajenas mientras que viajamos por sus páginas.
Pero no pasa siempre y eso también hay que decirlo. Yo leo muchos libros que no me gustan, es más la mayoría de lo que leo no me gusta. Y no es que yo sea una lectora exigente, simplemente me gusta disfrutar y no con todos los libros lo consigo.
Pero también te digo que es difícil no encontrar absolutamente nada que me guste en un libro.
Hay historias con las que no conecto pero que los personajes están tan bien construídos que da gusto leerlos (“El Corazón es un Cazador Solitario” de Carson McCullers). Otros son soporíferos pero contienen frases que te cambian la vida (“Memorias de Adriano” de Marguerite Yourcenar), y otros no hay por donde cogerlos (“Nada es Verdad” de Verónica Raimo) pero ya sólo por el hecho de publicar y someterse a la opinión pública, cualquier persona que se pone a escribir merece mi respeto y agradecimiento.
Es raro que me arrepienta de haber leído algún libro, pero admito que a veces pasa, aunque he de decirte que la mayoría de las veces, cuando esto ocurre, suelo abandonar la lectura y no lo termino (“Agua y Jabón” de Marta de Riezu).
Cuando mis hijos eran pequeños apenas leía, terminaba el día tan agotada que leer me suponía un esfuerzo extra.
Durante el confinamiento intenté leer pero no podía, mi cabeza no funcionaba como debería y mi comprensión lectora desapareció. Leía una página y no podía seguir porque no recordaba nada de lo leído. Cuando revivo aquellos momentos la sensación es como de tener mi cabeza llena de niebla.
Ansiedad le llamaron, pero “Sontag. Vida y Obra” de Benjamin Moser me curó de eso y le estaré eternamente agradecida.
Desde aquel noviembre de 2020 procuro leer un poco cada día para comprobar que mi cerebro sigue funcionando y libre de nieblas. Leer me salva y por eso me gusta tanto.
Y ahora dime, ¿qué te salva a ti?
Te leo de vuelta, un abrazo:
Isabel
Termino con mis recomendaciones para febrero:
LEER: “OH, QUE ESPLENDIDA MÚSICA” de DOROTHY EVELYN SMITH. Fué una de mis lecturas de agosto y sin duda una de mis favoritas del año pasado. Tiene todo lo que busco en un libro. Una delicia.
VER: “TODAS LAS CRIATURAS GRANDES Y PEQUEÑAS” . Es una serie estupenda que te deja con una sonrisa en la boca. Yo la he visto en Filmin.
ESCUCHAR: Cuando estudiaba la carrera tenía un CD que se llamaba como esta lista y mucha de la música que he ido recopilando aquí me reconcilia con la vida y además me sigue ayudando a que mi cerebro funcione.
Ojalá te haya venido bien este rato, si es así, nos leemos de nuevo el mes que viene.
Hazme un favor y comparte “Pensando en Alto”. ¡GRACIAS por leer hasta el final!
Y si estás aquí de rebote y quieres quedarte sólo tiene que teclear tu correo aquí:
Como amante de la lectura, pero no del buen vino por ahora, me siento bastante identificada con la reflexión. Gracias, como siempre.
Solo quería compartir una historia ya “antigua”, que quizás pueda animar a alguien a volver a coger un libro:
Yo adoré leer siempre, que yo recuerde; pero empezó el instituto y las obligaciones. Me leía con rabia El Quijote, La Celestina, Crónica de una muerte anunciada, etc. y ya no tenía espacio para amar la lectura, solo para que me agobiase. Mi madre se plantó un día en El Corte Inglés a contarle a la dependienta de la zona de libros que su hija que amaba leer ahora lo odiaba. La chica (a la que estaré eternamente agradecida) le recomendó Marina de Carlos Ruiz Zafón. Era la mejor lectura juvenil que había y me devolvería las ganas de leer seguro. Mi madre me lo regaló ilusionada y yo le monté un pollo adolescente, que cómo pensaba que iba a tener tiempo para leer otro libro más... Qué ocurrencias...
Qué triste a veces cómo nos cerramos a las cosas nuevas y bonitas en lugar de abrirnos y agradecer. Lo que pasa que esa misma noche, me pudo la curiosidad, abrí el libro y... no lo cerré hasta la mañana siguiente, ni mis ojos tampoco. Qué empache de sensaciones, sentimientos, frases...
Cuando vi a mi madre le dije: “Mamá, vamos al Corte Inglés.” Ella pensaba que quería devolverlo porque no había funcionado y no le iba a dar la oportunidad, pero fuimos a por mi siguiente libro de Zafón. Él le devolvió las ganas de leer a mi yo adolescente, junto a una buena recomendación y una madre con un poco de fé en su hija.
Pues soy amante de la lectura pero también del vino. Comencé con esta afición a los 8 años. (Con la lectura claro, con el vino más mayor). Lectora compulsiva de todos los libros que caían en mis manos con los estudios universitarios y sobre todo con la maternidad interrumpí esa afición. Y de repente "Los pilares de la tierra" cayó en mis manos y me reencontré con la lectura. Con el placer de vivir aventuras, otras vidas, conocer países, culturas, historias..... y he vuelto ha ser una auténtica devoradora de libros. También de vino pero esa es otra historia.
Disfruto de todo el proceso, ir a librería, rebuscar, porque no siempre elijo el último libro de mis autores favoritos. Ver las portadas y contraportadas, hay veces que un libro te entra por los ojos, otras le das una oportunidad por la crítica. Se que estoy ante un libro que me va a gustar cuando tras leer las primeras páginas me pica la curiosidad casi angustiosa de saber qué pasa, cómo se desarrolla la historia. Y de algunos, los mejores para mí, cuando siento pena por que se está terminado y quisiera seguir con esa historia.
En fin, mi única espina clavada con la lectura es que no he conseguido que mis hijos tengan esta afición. Sigo perseverando en el intento.