Si eres de mi quinta te sonará, por ser el título de esta película de 1995:
[Premios Goya]
Puedes leer directamente, o pinchar en play y dejar que te lo lea yo, tu eliges:
¿Has pensado alguna vez en esta idea? porque si me preguntases a mi te diría que bastante, incluso mucho.
Recuerdo además con nitidez la primera vez que pensé en ello. Era de madrugada y mi yo adolescente preparaba un examen de literatura en el que me entraba Jorge Manrique y las “Coplas a la Muerte de su Padre”. Por primera vez me topé con conceptos como el de “memento mori” o “tempus fugit”.
Inciso para decirte que por favor no te vayas, esta no es ni mucho menos una newsletter intelectualoide, mi bagaje cultural no alcanza a tanto, así que no te asustes. Tan sólo estoy… pensando en alto, ya sabes.
Vuelvo al meollo porque de verdad que es algo que me interesa. Vivo, vivimos supongo, con la certeza de que esto se acaba, de hecho es la única certeza con la que podemos contar, que esto dentro de muchos años o quizás hoy mismo se puede terminar.
De todos modos, tras muchos años de pensar en esto para mis adentros, hoy me atrevo a darte un consejo mientras que pienso en alto: no podemos vivir, o al menos yo no puedo hacerlo, como si cada día fuese el último porque de verdad que sería agotador.
El concepto de hacer de cada día algo especial es, por definición, absurdo, ya que si todos los días son especiales al final resulta que ninguno lo es.
El otro día, mientras esperaba en la cola del supermercado, recibía una newsletter de esas en las que te dicen que busques el lado bueno de la vida mientras que das un paseo por la playa al terminar de trabajar y cosas de esas, y empecé a leerla.
En mi cabeza empezó a resonar “Always Look on the Bright Side of Life”, mientras que cuando levantaba la mirada de mi móvil mi visión era tal que esta:
Mi realidad diaria está diametralmente alejada de la del escritor de esa newsletter, como a buen seguro la tuya lo está de la mía. Dejé la lectura de ese email a medias, confío en que tu hoy no hagas lo mismo y me acompañes hasta el final, ojalá no te arrepientas.
Mientras que pedía un par de chorizos para las judías verdes de la comida del día siguiente se me ocurrió pensar, una vez más, en que vivo una vida del montón y en que cuando muera, pasados unos años, nadie me va a recordar.
¡Qué pena joder!
Y es por eso que vivo como con prisa, porque el tiempo sí que es una de mis obsesiones.
Entonces pienso en cuál sería la alternativa… ¿vivir para siempre? ya estamos con las distopías.
Enfilo en pasillo de las verduras y creo que vivir para siempre como concepto también me parece cansado. Se me ocurre que si viviera en un mundo en paz en donde no hubiera enfermedades, ni problemas y todos fuésemos buenos, ricos y con casa junto al mar, no estaría mal lo de vivir para siempre.
Así un día tras otro: sanos, buenos, ricos, morenos, hasta guapos, ya que estamos, ¿qué me dices? Un día, un mes, un año tras otro, para siempre, ¿qué me dices? Sé sincera porque yo creo que también digo que no. Vivir para siempre como concepto tampoco me encaja.
Entonces supongo que mi ideal de vivir para siempre se parece bastante a vivir para siempre siendo Julio Iglesias y claro… definitivamente tampoco me vale.
¿Qué me vale?
Con vivir y para siempre pasa como con hacer de cada día algo especial, es absurdo por definición, son conceptos contradictorios que se anulan entre sí.
De morirme, lo que más pena me da es no saber lo que va a pasar, soy una tía curiosa y me encantaría tener la posibilidad de mirar por la mirilla al futuro.
Igual es que no me hace falta vivir para siempre, es más, creo que lo que me gustaría de verdad es saber qué pasará. ¿Mis hijos estarán bien?, ¿la Humanidad será por fin equipo?
En esta carta de hoy me veo incapaz de hacer un cierre que nos lleva a ti y a mí a una conclusión, pero precisamente para cerrar, no quiero dejar de hablarte de un descubrimiento que de verdad me ha parecido fascinante, igual ya has oído hablar de el, se llama el proyecto Prizer Papers y es simplemente maravilloso porque trata justamente de lo que nos ocupa hoy, de trascender.
Recientemente, los Archivos Nacionales del Reino Unido han compartido los Prizer Papers españoles, que son documentos, en su mayoría cartas de personas anónimas (nuestros alter egos de los siglos XVII, XVIII y XIX), que fueron incautados por barcos británicos y que nunca llegaron a su destino. Gracias a carambolas de la historia han podido llegar hasta nosotros.
Cartas de maridos a sus mujeres, de mujeres a sus maridos, de hijos a sus padres que nunca recibieron y que hoy podemos leer.
No cumple mi sueño de mirar por la mirilla al futuro, pero sí es mirar por la mirilla al pasado y sin duda es una manera de trascender a través de las cartas.
¿Quién sabe?, igual es por eso que te escribo.
¡Feliz Navidad!
Isabel
Termino con mis recomendaciones para diciembre:
LEER: “Stoner” de John Williams. Es la historia de un hombre normal narrada de forma tan extraordinaria que no puedes parar de leer. Es de mis libros favoritos.
VER: “In Time” es una película de 2011 en la que el tiempo se convierte en moneda de cambio. No he dejado de pensar en ella desde que la vi hace años. Después de leer la carta de hoy entenderás por qué si ves la peli.
ESCUCHAR: “La Fe”, de Mikel Izal. Porque a pesar de todo, la música siempre nos salva.
Ojalá te haya venido bien este rato, si es así, nos leemos de nuevo el mes que viene.
Hazme un favor y comparte “Pensando en Alto”. ¡GRACIAS por leer hasta el final!
Y si estás aquí de rebote y quieres quedarte sólo tiene que teclear tu correo aquí:
Te soy sincera cuando te digo que pienso en ello cada día, no me preocupa mi "legado" aunque si me gustaría que ese legado fuera haber querido, cuidado y ayudado a los míos lo mejor posible. Soy cristiana, pero no cristiana de seguir una religión, sino de seguir a una persona. A Jesús. Y mi mirada se dirige (aunque como persona no siempre lo consiga) hacia la eternidad. Puede que suene antiguo, a beata o yo que se. Pero lo único realmente importante es donde vamos a estar toda la eternidad, esto es un suspiro para todos. En ese sentido me siento realmente bendecida de conocerle y saber que el único paso que debo dar es aceptarle, aceptar el regalo que me ha dado. Que haya momentos de miedo y preocupaciones, claro. Pero detrás de ellos siempre está la tranquilidad que solo puede darme Él. Y eso, no tiene precio. Bueno, lo tuvo pero lo pagó Él. Yo solo tengo que disfrutarlo.
No se trata de religión, la religión no sirve para nada. Se trata de relación. La relación con Él.
Gracias por tu carta. Siempre resulta muy interesante leerte.
Te deseo una navidad maravillosa!